Los administradores nos dedicamos en exclusiva y puedo garantizar que a tiempo completo, a dar respuesta y solución a las necesidades que van surgiendo en las Comunidades de Propietarios. Dicho trabajo que supone una implicación total, no podría materializarse en ningún caso, sin tener una profunda vocación y respeto por el servicio imprescindible dedicado a los clientes.
Nuestros servicios tienen el objetivo final de mantener y conservar las fincas urbanas, así como gestionar las acciones conjuntas de todos los habitantes de las mismas. Para esto en nuestras atribuciones incluimos diversas actividades ya sean de asesoramiento jurídico o técnico, seguimiento de finanzas comunes, provisión y contratación de servicios de mantenimiento, etc.
Una de las primeras cosas que abordamos cuando nos ponemos al frente de la misma, es la de la reducción del gasto de la Comunidad. Ya sea por falta de tiempo, conocimientos o dejadez, un alto porcentaje de las Comunidades “mal administradas” son un auténtico desastre organizativo y por ende económico. El ahorro por tanto llegará entre otras cosas por la negociación y gestión de proveedores, localizando a aquellos que ofrecen la mejor relación calidad-precio. Un estudio detallado de reducción del gasto identificando potenciales ahorros. Desde otra vertiente debe destacarse también el estudio y consecución de subvenciones que redundan igualmente en beneficio de las cuentas
A Partir de aquí, puede decirse que empieza realmente la gestión propiamente dicha de la comunidad, donde se presta a la misma un control total y absoluto sobre sus fondos, disponiendo de una cuenta bancaria independiente a su nombre con firma mancomunada con los cargos directivos de la misma.
Entre otras gestiones podemos destacar:
– Hacer visitas periódicas a las comunidades comprobando su buen funcionamiento.
– Llevar el control de las deudas que determinados propietarios puedan tener frente a la comunidad Certificar el acuerdo de la Junta mediante el cual se decide la reclamación judicial de las deudas que tenga cualquier propietario.
– Redactar las actas de las reuniones de la Junta de propietarios.
– Conservar los documentos relativos a convocatorias, comunicaciones y apoderamientos durante un periodo de cuatro años.
– Notificar las actas de las juntas a todos los propietarios, presentes y ausentes, antes de cerrar el acta en el libro.
– Recibir las comunicaciones de los propietarios ausentes en la reunión de la Junta, en la que manifiesten su discrepancia respecto a los acuerdos tomados.
– Custodiar la documentación de la Comunidad de Propietarios, dando fe de los acuerdos, posibilitando su aplicación con criterios profesionales de forma ágil y eficaz. Expidiendo certificados de deuda o corriente de pago para una correcta reclamación judicial o transacción inmobiliaria.
– Velar por el buen régimen de la finca, sus instalaciones y servicios y hacer a estos efectos las oportunas advertencias y apercibimientos
– Ejecutar los acuerdos adoptados en junta.
– Efectuar pagos y realizar cobros.
– Preparar con la debida antelación y someter a la Junta el plan de gastos previsibles.
– Atender a la conservación de la finca, disponiendo las reparaciones y medidas que sean urgentes.
Ana Rozas
Administradora de Fincas y Agente Inmobiliaria